Mis pies

Mis pies desgastados,
torcidos,
con alas,
vestidos
(y desnudos)
sueltan sus amarras
y se disponen a danzar
cada silencio que he protagonizado,
cada lamento,
cada censura,
cada caricia inventada.

Luego barren con la última ilusión,
que se esconde en el fondo del mar,
que cree que yo no la veo,
que cree que fue olvidada.

Y así pisotean,
patalean, se deslizan,
se tranquilizan
y se duermen...

                            boca arriba.




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